miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL VALOR DE LA HUMILDAD

Patty vivía muy triste y confundida puesto que nadie la entendía, tenía muchos sueños y todo el mundo se burlaba de ellos, ella simplemente quería ser una diseñadora famosa y en su tiempo libre modelar; obviamente deseaba transformar la industria de la moda y tenia muy buenos contactos: su mejor amiga era una vieja fileteadora que estaba dañada y la contagiaban de su nostalgia.
Habitaban en un taller abandonado en compañía de Pandora, una barbie Malibú y Ken, un muñeco de porcelana que pensaban que Patty no era demasiado como para merecer su amistad; ella seguía firme con sus convicciones además de constante en la elaboración de vestidos hermosos que nadie tenia la oportunidad de admirar pues el taller abandonado quedaba muy retirado de la ciudad y estos extraordinarios vestidos quedaban sin dueño porque patty no tenía las agallas de vestirlos, además que le podía quedar bien a una desgreñada muñeca de trapo, no amante de su físico ni mucho menos de preocuparse por si misma. No todo era malo para ella; le encantaba la literatura además de novelas y cuentos fantásticos además de ser escritora empedernida y accionista mayoritaria de Ecopetrol, pero todas estas virtudes eran diminutas como para llamar la atención de alguna filma famosa o de un apuesto muchacho. Entre tantos libros que leía se encontró en sus manos uno de mecánica que leyó en dos horas como lo hacia con cualquier libro; de repente le llegó una nueva meta a su vida que como ninguna otra creyó cumplir, desde ese mismísimo momento reunió herramientas alambres y demás artefactos que le pudieran servir y emprendió la difícil tarea de operar a su amiga la fileteadora, pasaron y pasaron las horas y Patty no encontraba el daño de su amiga luego de todo un dia de trabajo logró repararla y esta por agradecimiento se ofreció a cocer cada uno de sus vestidos para que no se desgastara sus manos cociendo a mano.
Ken, encantado con todas las virtudes de Patty empezaba a sentir algo muy especial y confuso por ella que en poco tiempo se lo expreso y ella anonadada por la primera declaración de amor que le recitaban, lo aceptó sin pensarlo; su vida cambió de una manera muy drástica, ya poco hablaba con la fileteadora ni mucho menos dejaba que esta le cociera los vestidos argumentándole que era muy vieja y carecía de visión y de esta manera podía arruinar sus hermosas y caras telas.
Ken era un Casanova que no tenía la minima intensión de cambiar y volvió a verse con su amiga Pandora y reconstruyeron su antigua relación especial.
Patty conoció mucha gente pudiente y cambió su manera de vestir, ya no leía ni escribía, se la pasaba en importantes reuniones sociales y escasamente llegaba a dormir al viejo taller; sus nuevas amigas le informaron acerca del romance entre Pandora y Ken y esta muy furiosa se dirigió al taller para confrontarlos, cuando llego se encontró con una escena muy intima y que pocos quisieran imaginar, llena de ira empezó a hacer muchos reclamos a lo que Ken respondió que no quería nadie que dominara su vida y dió por terminada la relación.
La convivencia se tornó difícil, gracias a que todos habitaban en el viejo taller y Pandora se esmeraba en presumirle a Patty al apuesto Ken; debido a la ruptura la triste muñeca de trapo no podía ingresar al club puesto que el socio era su ex, y poco a poco fue siendo olvidada por la clase pudiente de la sociedad, ya no recibía dinero ni para su manicure al no tener a quien vender los vestidos.
El taller no era lo mismo sin la fileteadora que por falta de uso se oxidó y fue vendida por chatarra, la vida de Patty era una verdadera desgracia por lo que esta optó en quitarse la vida y después de muchos intentos fallidos logró descocerse derramando su contenido trapuliento por todo el taller.

No hay comentarios:

Publicar un comentario